Una cosa es el machismo y otra el hembrismo, una cosa es lo masculino y otro lo femenino. Resulta curioso el hecho de que fue una guerra mundial lo que hizo que la mujer se incorporase a la fábrica, los hombres con sus cascos de acero garantizando el pan del mañana, y en la retaguardia, ellas..., hacía falta mano de obra para las industrias, mano de obra también especializada, por tanto, la dicha guerra mundial permitió que todas aquellas recibiesen formación para poder trabajar en la industria y en los talleres, mientras los hombres se dejaban la piel en el campo de batalla.., pero la cosa al final se torció y también ellas sufrieron la guerra, cruel despiadada, pues se bombardearon las ciudades y los centros de producción, era tan enemigo el soldado del frente como la mujer que le proporcionaba la técnica desde al retaguardia para la lucha. Esto, normalmente no se reconoce así, pero es una gran verdad.., no fue una lucha de la mujeres las que les llevo a esta situación, sino precisamente, una lucha de los hombres. A día de hoy hay una propaganda de género para enfrentar a hombres y mujeres, pero el problema no es esto, sino que las mujeres han dejado de ser femeninas, es decir, son tan machistas o más que los propios hombres, un machismo de felpudo. Lo femenino y lo que representa, la sensibilidad, la vida, la alegría, el equilibrio, a sufrido un desequilibrio total en la especie, pues ahora no solamente los hombres son masculinos, sino también las hembras se han masculinizado. 

Lo que yo promuevo es la filosofía oriental, equilibrio entre yin y yang, entre masculino y femenino, una sociedad donde los hombres y las mujeres sean más femeninos, pues el desequilibrio de una masculinidad de machos y hembras no es sano.

No vamos a permitir un machismo de machos sustituido por un hembrismo de hembras, fomentamos un retorno a lo femenino tanto de machos como de hembras...